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Hay corazones deformes.
Personas que destrozan corazones.
Y deformes destrozos que llegan al corazón.

Echaba de menos el verano y sus noches. La inspiración vaga y curiosa que de repente te acecha. Echaba de menos esas tormentas propias de esta estación que, inevitablemente, te hacen recordar. Ya sabéis…»y al anochecer el viento hará recordar».

Echo de menos continuamente, y mientras escribo voy siendo cada vez más consciente de que me pasaré la vida siendo feliz y echando de menos. Quien echa de menos es porque en su día fue feliz. Y, ¿qué mejor que ser feliz y constatar que lo fuimos echando de menos?

Muchos «echar» y muchos «de menos». En el fondo no son palabras que contagien alegría o positivismo, y menos si te admito que echo de menos muchas cosas menos a ti. Incluso echo de menos echarte de menos.

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